Happy Chaturthi!

11 septiembre, 2010 § 8 comentarios

Este fin de semana está siendo largo, festivo y muy especial para mí aquí en Mumbai. Ayer viernes se celebró la fiesta musulmana de Ramzan-Id, el final del Ramadán, y hoy sábado se celebra la fiesta hindú de Ganpati, o lo que es lo mismo: la víspera de Chaturthi, las fiestas en honor a Ganesh. Ganesh es este dios hindú que se representa con cabeza de elefante y montado sobre un ratón, y que resulta que es el protector del estado de Maharashtra (cuya capital es Mumbai). El Chaturthi es a Mumbai lo que el Pilar a Zaragoza, vaya. Sólo que con más ruido y más fervor aún. Las fiestas comienzan el domingo y duran 11 días, y para la ocasión toda la ciudad se va engalanando de luces, templos callejeros improvisados, y figuras de Ganesh que se transportan de un lugar a otro en camionetas, siempre seguidas por grupos de gente que baila, canta o toca el tambor. Y nosotros (N.B. que ya no soy sólo “yo”, ahora somos “nosotros”: ¡he hecho amiguicos!) no quisimos ser menos. Nos pusimos nuestros mejores suits (bueno, en mi caso, el único que tengo, que es comprado en supermercado, así que muy bueno no es), y salimos a ver qué nos ofrecía la ciudad.

Primero fuimos a cenar por aquí por el barrio, concretamente al famoso sitio en el que no me quisieron servir chai. ¡Cómo pueden cambiar las cosas en sólo tres semanas! Lo cierto es que no me he rendido y he vuelto más veces, sola y acompañada, ya que la comida es muy buena y los precios muy baratos, y además lo tengo a cinco minutos de casa. Todavía no soy una regular customer, pero dadme otras tres semanas y tendré mi chai sobre la mesa incluso antes de sentarme. Picamos algo ligero: un dosa, un poco de  sabudana, y un uttapam. Y diréis: ¡me lo expliquen! Pues, los dosas son como unos crepes de pasta de arroz muy finos, y en el interior llevan patatas, pimientos y especias; se pueden comer secos o untados en una salsa de coco cremosa o una salsa picante, que también puedes tomar a modo de sopa cuando te has acabado el dosa.

El sabudana es un grano grueso de color blanco (la primera vez que lo vi en casa pensé que era detergente) sin apenas sabor; se puede preparar de muchas formas distintas, pero esta vez los comimos fritos en harina con hierbas, y por supuesto también untados en su correspondiente salsa, que realmente es lo que les da el sabor:

Y los uttapams son como una especie de tortilla de pasta de arroz, con verduras dentro. ¡Muy rico todo!

Cuando terminamos el festín fuimos a un templo popular, porque mis amigos hindúes querían rezar. Era mi primera vez y, ya que camuflarme entre la gente no me resulta precisamente fácil por aquí y que no en todos los templos reciben por igual a devotos y curiosos, me aseguré de que me explicaran antes cuáles eran las normas que debía observar para no meter demasiado la pata: primero hay que descalzarse, y como este templo es en realidad un puesto de fotocopias reconvertido para la ocasión y está en plena calle (iba a decir ‘acera’, pero en Kalina hace mucho tiempo que dejaron de existir), tienes que caminar un par de metros descalzo; al entrar te recibe un señor con un micrófono cantando las oraciones en un tono tan festivo y vehemente que a mí (y que me perdone por el sacrilegio) me recordó a un feriante de los que pregonan las bondades del perrito piloto y la muñeca chochona; todo el mundo estaba sentado o arrodillado, mujeres y hombres juntos, y el señor del micro nos invitó a pasar al interior, donde había una pequeña capilla con una figurita de plata de Ganesh. A la entrada de la capilla hay varias campanillas que cuelgan del quicio, y has de hacer sonar una con la mano derecha cuando entras. (Aquí hay muchas supersticiones relacionadas con las manos: por ejemplo, les da muy mal rollo que utilices la mano izquierda para comer, ya que es la que se usa para asearse.) Una vez en la capilla, nos arrodillamos, y nos quedamos un ratito así. Yo miraba de reojo a la gente que tenía alrededor, y todos me devolvían la mirada con intensidad. Al salir, hay que hacerlo hacia atrás, para no dar nunca la espalda a la imagen del dios. Y, ¿a que os lo estáis imaginando? No quería meter la pata y la metí de lleno. Mi torpeza de toda la vida, que no parece respetar nada, me hizo tropezar con un escalón al salir de espaldas y me caí. En el trayecto hasta el suelo, sin querer hice sonar todas las campanillas, montando un cisco considerable. Yo pensaba que de allí me tiraban al pilón indio como mínimo, pero vi unas cuantas sonrisas entre los devotos, e incluso el tipo del micrófono me hizo un gesto amigable que me tranquilizó un poco. Balbuceé un «Sorry», y enseguida mis amigos tiraron de mis brazos para sacarme de allí, por si acaso. Fue toda una experiencia, y tengo una hermosa moradura que me la hará recordar cada vez que me siento durante varios días.

Después fuimos en rik a Bandra, sorteando las calles cortadas por impresionantes filas de cientos de hombres musulmanes arrodillados sobre alfombras rezando al unísono. Bandra es un barrio vecino por el que tuve la ocasión de pasear este pasado lunes, y que me encantó. Os hablaré más de él otro día, pero ahora os voy a contar algo sobre el mercado de Linking Road, el más grande de Bandra y de cuantos he visto yo en mi vida. Estaba lleno, lleno, llenísimo de gente de toda clase: Bandra es un barrio sobre todo hindú, pero en Linking Road, hindús, musulmanes, sikhs y cristianos participan de la vida del mercado por igual. El mercado de Linking Road: olor a fritanga, a caca de vaca, a masala, a incienso, a sudor, a humedad, a tinte, a perro. Mil colores. Mil vendedores anunciando que su mercancía es la mejor de la ciudad e invitándote a entrar en su chiringuito: «Ma’m! Ma’m! Come and see». El mercado está organizado por género: primero van los zapatos, luego la ropa, luego la comida, luego los libros. Yo quería comprar unas camisas y me pedían 800 rupias por cada una. Acabé comprando dos camisas y dos pantalones, todo por 800. Apuesto toda mi ropa de zara (cosida por las mismas manos curtidas que estas kameez de mercadillo) a que un autóctono se lo hubiera llevado todo por una cuarta parte. ¡Ah, el arte del regateo! Lo cierto es que no lo tengo nada fácil para regatear: primero, y esencialmente, porque soy gori (o sea, blanca), y con el sueldo que yo cobro al mes podrían comer todas las familias de un slum durante una buena temporada, con lo que nunca me van a vender al mismo precio en un mercado. Y lo cierto es que lo comprendo y lo respeto. ¡Aunque eso no significa que no vaya a regatear hasta conseguir por lo menos cuatro veces menos del precio inicial que me digan!

Al volver a casa empezó a llover. Todas las noches llueve. Y casi todos los días. El camino hasta mi edificio está siempre plagado de perros sin dueño, ardillas, lagartos rojos con los ojos muy saltones y otros animales que puedo oir pero todavía no he visto. Huele a tierra mojada y a verde. El sonido de la ciudad, con su tráfico y su ajetreo, va desapareciendo poco a poco a medida que me alejo de la calle y me acerco a casa. Es un paseo de apenas cinco minutos, y a mí, a pesar de que lo recorro todos los días, se me sigue antojando una senda secreta que me adentra en la jungla. Cuando llego a la puerta no queda rastro de sonidos de motores; sólo se oyen los animales invisibles, que en su lengua misteriosa me dan las buenas noches.

§ 8 respuestas a Happy Chaturthi!

  • ¡Qué aventura más bonita la de hoy, Miri! De verdad que me he sentido durante lo que han durado las líneas dentro del Chaturthi contigo. Besos mil

  • ¡Amiguines!¡Amiguines!

    Me habría encantado verte en el templo. Sí, sobretodo al salir 😀 es una anécdota tan tú… Por supues me ha encantado lo de la comida, aunque la descripción del segundo plato no me cas mucho con la foto. Hablando de fotos, muero de ganas de verte vestida con suit, aunque sea del supermercado. Llevas también el pañuelo-foulard ese? para qué se lleva, exactamente?

    ¿Quienes son los sikhs? ¿los que están malitos? Patapúm-chasssss

    No te había nada aún, pero tu blog me gusta un montón. ¡viva indegueto! Y sí, tengo el día tonto pero es por el estudio y la reclusión. Espero.

  • Marta Sánchez Marco dice:

    qué buen post!
    he disfrutado mucho leyéndolo.
    me alucina tu vuelta a casa con animales fantásticos.
    es de película.

    besines

    marta

  • Elirion dice:

    Como me gustan tus descripciones Piliriooonn!! cuanto me alegro de ke tengas vidilla social, verás como en un par de semanas eres una más, un poco más palida pero una de ellos. Muchas suerteeee y besicos

  • Pizzaman dice:

    Me alegro de que todo vaya yendo bien. Un besico Pilirion. Se te echa de menos. besicos

  • Sra. Cantidades dice:

    ¡Que grande eres «chispita», si no fuera por ti…
    Muchas gracias por hacernos partícipes de tus andanzas en ese país tan desconocido para nosotros, nos ayuda a llevar mejor tu ausencia. Te queremos

  • Alberto dice:

    Que sepas que te vas a perder el fin de semana Zombi en el Centro Independencia (dígase el Caracol).

    http://www.centroindependencia.com/

    Hasta ahora no he conseguido pareja que me acompañe la fiesta: Cuando hago la oferta, me miran raro, con cierto temor, como si alguna transformación zombi empezara a operarse en mí, o como a un personaje de Big Bang Theory.

    Pero no desistiré. En algún lugar del planeta estará la chica que se pirre por la carne tumefacta y semiderretida, las tripas colgantes, las cuencas oculares vacías, la rigidez articular, las lombrices intramusculares… porras, tampoco es pedir tanto…

    Besos!!!

  • Nines dice:

    Ay!!!cómo me divierto leyendo tus andaduras…qué bien todo pequeña!!!me encanta!!!un beso enorme!!!

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